El insólito
peregrinaje de Harold Fry, Rachel Joyce (Salamandra / La Magrana,
2012)
Según las
estadísticas, leo bastante más que la media española. Por
supuesto, ahora que tengo niños, leo bastante menos de lo que solía
leer. Aún así, adoro la lectura y disfruto enormemente cuando puedo
disponer de algunos ratos para sumergirme en un libro. Cuando el
libro, además, resulta placentero, la felicidad es completa.
Fue este el caso
cuando me regalé El insólito peregrinaje de Harold Fry. La
portada, con un par de mocasines desgastados y viejos, me llamó la
atención desde la pila de libros y, sin más, lo cogí, lo compré y
lo leí. Narra la historia de Harold Fry, un hombre de unos 65 años,
recién jubilado, que vive en el sur de Inglaterra. Un día recibe
una carta de una mujer que había sido amiga y compañera de trabajo
y a la que no ve desde hace 20 años. Su amiga le cuenta que está
muriendo y le escribe para despedirse y agradecerle el haber sido
amable con ella tiempo atrás. Impresionado, Fry se lo cuenta a su
esposa y decide escribir una carta de respuesta. Sale de casa con la
carta y se dirige al buzón. Pero en los pocos pasos que separan la
puerta de casa del buzón, reflexiona sobre la carta y sobre sus
palabras. Decide ir un poco más lejos, al siguiente buzón. Y de
repente se da cuenta de que lleva muchas manzanas caminadas porque
una mera carta no es suficiente. Las palabras no lo dicen todo. Y así
comienza su insólito peregrinaje al que hace referencia el título.
Lo que sigue es una
novela hermosa, llena de vida, de muerte, de amor, de reflexión, de
espiritualidad. Invita a caminar, a pensar, a recordar, a vivir. Y
permanece en la memoria durante mucho tiempo. Tres años después, yo
todavía lo recomiendo como uno de mis libros preferidos. Es
brillante, disfrutable, inteligente. Un libro para tener y para
regalar.
Veronica Fajardo
Quina bona pinta Vero! Me l'apunto per tenir en compte demà. Mil gràcies!
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